¡Qué lindas son las palabras!

¡Qué lindas son las palabras! escuché a uno exclamar alguna vez. Qué ganas de ser Sabina, para así hacerle saber al mundo con elocuencias cuales son las cosas que hay que aprender, cuál es la evidencia que hay en el mundo para querer ser mejores a pesar de cualquier miseria. Qué ganas de ser Fito para escribir por escribir por un sentido sin sentido, por un laberinto maltrecho e incomprensible para quien no se sensibilice ante las palabras. Quién fuera Cortázar, para estar, así como él, en un constante sueño onirico creador de nuevas realidades, redactar la realidad tan confusamente que quisieramos suemrginos en la miseria solo pro placer, cegados a nte lo terrible -yreal- de la posibilidad.

No escribo como ellos ni como nadie, solo escribo mi historia que es la historia de todos, de cada espacio personal, de cada quién que tenga un sentimiento en el alma. Corazón, no te vayas, acompáñame a vagar pro el aire y por el mar, pero no me abandones que así se me irán las fuerzas.